Por: Orlando Giraldo Arango, OGADesde hoy porque nunca es tarde, debo proponerme verme bien. Debo satisfacerme de mí mismo aceptando los errores con madurez y emprendiendo el camino hacia corregirlos. Debo amarme al máximo cada día. Debo fijarme metas creyendo siempre en lograrlas, proponiéndome cambiar en cuanto sea necesario. Debo obrar con objetividad queriéndome, respetándome y buscando siempre mejorar. Debo entablar buenas relaciones sin negativismo, sin inseguridad ni timidez. Debo cambiar algunas formas de pensar que no me dejan salir adelante, sin angustia, apoyándome en mis propias capacidades. Debo aceptarme como soy. Nada es imposible, el primer paso para cambiar y conseguir lo que deseo es aceptar como impropio lo que ahora sucede, reconocer lo que quiero, cómo lo quiero y haciendo que mis metas estén sobre una realidad palpable, con sensatez y sin falsas ilusiones. Debo disfrutar con tranquilidad yo mismo. Debo ser inquieto frente al conocimiento para así pretender ampliarlo cada día más sirviéndome de él. Debo mantener con actitud de querer alcanzar siempre lo propuesto, sin desánimo, fijándome bien cómo será el cambio y desde ya frente a lo que experimentaré debo gozar con gran pasión todo el proceso para obtener lo propuesto. Debo dedicarme tiempo, no debo alejarme de la sociedad ni agitarme, no debo darme por vencido. Debo amarme, relajarme y cuidar de mi apariencia. Mi actitud de cambio estará siempre presente como el más grande visionario que ambiciona lo mejor a cada instante; yo soy merecedor de grandes satisfacciones y no desaprovecharé la valiosa oportunidad que me da la vida para alcanzarlas, no olvidaré que la excelencia es un continuo mejorar en todos los aspectos de la vida y que para el éxito no debe haber camino limitado, el éxito es el camino. Debo valorar lo que hago y pretender siempre una vida con rectitud que se manifieste a través de buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones para mi propio bien y el de los demás. Tomado del libro "Servir y Ser feliz", de OGA
